martes, 18 de agosto de 2015

INJERTOS CAPILARES








 


ASESORIA DE IMAGEN PERSONAL

CRÓNICAS DE UN PELUQUERO

LOS INJERTOS EN IMAGEN PERSONAL


            Es indudable que el cabello, por diversas razones históricas y culturales  es  fundamental y goza  de un protagonismo especial  en  el ego externo de la persona. Es por eso que desde que el hombre sufre la pérdida de un valor  de tan vital importancia  para su imagen, no ha cesado en la búsqueda, en el inmenso reto  por encontrar  algún remedio, ya sea ungüento o medicamento, capaz de amortiguar o eliminar  ese quebranto   devolviendo  al individuo la sensación de vitalidad y seguridad que la carencia de tan preciado elemento le arrebata.

            La última y más novedosa práctica, como  respuesta  a dicha pérdida, está siendo la del micro trasplante, también,  y lo digo con pleno convencimiento, la única que restablece  la confianza y  autoestima en la persona, siempre, claro está, que todo el transcurso  tenga lugar  con ética y profesionalidad.

 Se trata de injertar cabellos, de y en  propia persona, que previamente se han extraído  de aquellas partes de la cabeza donde los cabellos son   perdurables  como: las  áreas de los parietales y la nuca, puesto que es un cabello que no se ve afectado por la alopecia androgénica; principal motivo de calvicie y por tanto reúne las condiciones  adecuadas para ser implantado  en las zonas más despobladas o carentes de cabello, es decir,   donde se hace  visible la alopecia.

 La técnica F. U. E.  Extracción de unidades foliculares, según el doctor Ramón Vila-Rovira, es una técnica muy avanzada  en  el campo de la cirugía folicular y consiste en extraer, de manera minuciosa, una, dos o tres unidades foliculares acompañadas de sus correspondientes estructuras: papila dérmica, folículo, glándulas sebácea y sudorípara, músculo erector,  grasa subcutánea y  capilares adyacentes.

 Una vez comenzada la extracción, se mantendrán todos los caballos en condiciones óptimas de hidratación, temperatura y demás exigencias, para que en el momento de abordar la implantación, todos los cabellos o unidades foliculares se encuentren  en perfectas condiciones de conservación, teniendo en cuenta que pasadas seis horas fuera del organismo puede comenzar el deterioro de las unidades extraídas.

Para imitar la distribución del cabello natural y evitar el efecto denominado muñeca, se implantan en primera línea,  donde tiene lugar el nacimiento del pelo en la zona de la frente, unidades foliculares de uno o dos cabellos y a continuación, para dar sensación de espesor  o consistencia, unidades foliculares de tres o cuatro cabellos.

Aunque  se puede hacer sin rasurado total,  para no  dilatar  el proceso es conveniente afeitar,  principalmente, la  franja  donante y si fuera necesario para facilitar los implantes, también, la parte receptora, todo bajo anestesia local, no sin antes haber estudiado y diseñado ambos campos de manera minuciosa.

Además de los conocimientos y las habilidades de los cirujanos, ya sea  para  la extracción como en la implantación, se utilizan herramientas de alta resolución y  definición  matemática desde: microscopio binocular estereoscópico a distintos  micro bisturís  circulares, evitando causar deterioro en las unidades foliculares y que todos los folículos gocen de la dirección, profundidad y  ángulos adecuados en sus micro incisiones, garantizando, así,   la integridad y funcionalidad de todas las glándulas.

Forma parte de esta novedosa técnica  el denominado sistema ARTAS, técnica robotizada, que  permite reducir la tarea  de la extracción en tiempo muy considerable  seleccionando  las unidades foliculares más óptimas, o lo que es igual,  con mejores condiciones para el implante, todo gracias a un procedimiento “inteligente” de imágenes y robótica de estricto rigor,    mínimamente invasivo.

La sutileza de este robot permite visualizar el cuero cabelludo en tres dimensiones, establecer  la distribución de las unidades foliculares y  trazar un mapa de ordenación, trayectoria y ángulo de cada cabello  con  suprema exactitud. Ese ojo  perspicaz,  mediante un brazo robótico,  introduce unas agujas, dos para ser preciso,  en las unidades foliculares más indicadas para el implante y con una sonda las extrae sin dejar marcas perceptibles. No quedan heridas   ni cicatrices donde se ha ocasionado  la extracción por ello los resultados son naturales. Este proceso está muy lejos de realizarse mediante la vista y el brazo humano.

Las incisiones para alojar los micro injertos son de dimensiones muy reducidas  y por tanto poco ofensivas. No existe el conflicto de rechazo porque el  organismo reacciona reconociendo el  injerto como fragmento propio originando las circunstancias, de riego vascular,  adecuadas  para alimentar  y ayudar a que este se  rehabilite  y perdure.

Dada la escasa agresividad que requiere esta técnica; acabada la intervención el paciente abandona la clínica con unas mínimas recomendaciones de higiene y de reposo y en pocos meses se habrá logrado  la total regeneración de su renovada  cabellera.

Y aunque la calvicie nunca  fue motivo de exclusión social, si  contribuye de manera definitiva transfigurando y empobreciendo  la imagen de la persona.  Pero a partir de estas prácticas, podemos estar seguros,  se inicia un nuevo periodo   que, por fin,  pondrá   remedio a la alopecia. 


 



sábado, 29 de diciembre de 2012

VESTIR DE MEDIA ETIQUETA




ASESORIA DE IMAGEN PERSONAL


 CRONICAS DE UN PELUQUERO


MEDIA ETIQUETA




               A  todos se nos presentan ocasiones en las que, para asistir a ciertos eventos o ceremonias, se nos exige una determinada manera de engalanarnos, o lo que es lo mismo, se nos pide seguir un código de vestuario. Y no siempre nuestro mejor traje es el recurso más adecuado para según qué momentos. Es por eso que dentro de nuestro vocabulario existen unos conceptos que nos sirven para identificar y asociar cualquiera de los actos que puedan tener lugar con una singular manera de aderezarnos.

               Con la única intención de aliviar a mucha gente de la confusión o el desconocimiento en esta materia y poder estar a la altura de las circunstancias, sin caer en contradicción, intentaré, de forma breve, exponer lo que significa o debe entenderse como Coctel o Media Etiqueta y cuál ha de ser la vestimenta más adecuada según ese requerimiento protocolario.

                Debe entenderse por Media Etiqueta aquel acto social o festivo y cuyas exigencias, en cuanto al modo de vestir, como su propio nombre indica “coctel” nos permite la mezcla de series distintas, es decir, no necesita un prototipo de indumentaria precisa. El margen de maniobra en la elección es bastante amplio ofreciendo la posibilidad de varias combinaciones y como acto, en sí, me parece digno de mención, permite iniciar o fortalecer cualquier lazo personal e incluso la posibilidad de establecer algún tipo de relación comercial.

                Si por una invitación nos vemos en el compromiso de la asistencia a un Coctel se nos presentan, en el caso de los hombres, varias opciones. Entre alguna de estas se encuentra la mezcolanza de vestuario formal con el vestuario de etiqueta. Tiene la misma validez utilizar el traje completo que hacerlo con una combinación de americana blazer y un pantalón de vestir buscando, en este caso, la adecuada alianza entre los colores. Azules con grises, color vino y azul, grises con negros, entre otros, todo ello sin corbata. Algunos asesores recomiendan camisa blanca para personas de piel morena, yo, sin embargo, me inclino por otros tonos que aporten calidez a la imagen impidiendo, al mismo tiempo, que afloren los inestetismos del rostro. Y si buscamos esa armonía apelando a la perfección, aquellas personas de piel morena, cuyos matices siempre provienen de pigmentación azul, deben inclinarse hacia esa gama azul. Y las personas de pieles claras, que son el lógico resultado de pigmentación rosada, la opción de suaves rosados o verdes será la más acertada. En cualquiera de los casos la chaqueta siempre será más oscura que la camisa.

                En cuanto a los zapatos son preferibles los de perfiles clásicos, negros o aquellos que se ajusten al color de los pantalones. El cinturón debe reconciliarsecon con alguno de estos colores, igual que los calcetines. Esto, no solo es aconsejable, se debe ser riguroso, puesto que lucir más de tres colores aunque existe el margen de cuatro, si no se viste de traje, resultaría desabrido y violento a la vista de quien observa.

               En el caso de las mujeres tampoco se ha definido un vestuario concreto para la Media Etiqueta. Sería una imposición con muchas limitaciones; puesto que el abanico de posibilidades es bastante más amplio que el de los hombres debido a la gran variedad de modelos y a las distintas combinaciones que con ellos se pueden interpretar. Aunque sí existe una prenda, tipo, sobre la que se puede generalizar y el riesgo de error es nulo. Me refiero al vestido, con la única precaución de acomodar su medida a la altura de las rodillas o ligeramente más largo. Y de igual forma que se contempla el vestido como pieza válida para el vestuario de Coctel, se puede combinar una prenda de etiqueta con otra prenda formal. Se acepta traje chaqueta, también, se consiente falda y se admite pantalón.

                En referencia a los zapatos, como es lógico, han de ser actuales. Debajo lucirán las medias, por que, incluso en verano, aportan distinción y dan calidad a la imagen. Todo ello en armonía con la indumentaria y aunque pueden servir de cualquier altura es preferible desechar los planos o los de tacón de aguja. Se busca ser elegantes pero sin destacar ni menospreciarse.

               En cuanto a los modales, que forman parte del protocolo, debe regir la sensata moderación, se trata de tener presencia evitando las disonancias.

               Y si como es lógico y racional hacemos uso del sentido común, aplicando estas referencias, podría decirse que dentro de los parámetros que demanda la Media Etiqueta, se encuentra impreso el Coctel ideal para gobernar nuestra vida: buenas maneras, buen gusto y algunas dosis de exquisitez.

martes, 27 de noviembre de 2012

ZAPATOS DE CABALLERO EN IMAGEN PERSONAL






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   CRONICAS   DE UN PELUQUERO



LOS ZAPATOS DE   CABALLERO EN IMAGEN PERSONAL





                Es evidente que no todas las personas estamos de acuerdo con nuestra disposición corporal ya que no es algo sobre lo que podamos decidir, si no, que es un proceso que exclusivamente depende de los genes siendo ajeno a nuestra voluntad. Pero, es más, a veces caemos en contradicciones hasta en la forma de vestir y esas decisiones si las toma cada cual con relación a sus gustos o preferencias. Terminamos de comprarnos una prenda y en cuantas ocasiones, solo llegar a casa, la confinamos en cualquier rincón de nuestro armario y nos olvidamos de ella para siempre. Por ser de una talla grande, porque nos resulta pequeña, por su color o por su hechura, casi siempre por estética. Esto, si cabe, nos ocurre más de una vez con los zapatos, porque no siempre se nos adaptan a nuestra necesitad, ni física ni ornamental, puesto que los pies no dejan de ser instrumentos vitales de nuestra constitución y nuestra imagen.

               Y, si bien es cierto, hubo otra época, ahora distante, en la que nada de esto admitía ningún tipo de objeción. Los primeros zapatos que se utilizaron no eran, como es evidente, según los conocemos en la actualidad. Se cree que eran simples bolsas articuladas con pieles de animales con la única intención de administrar el beneficio más conveniente para los pies, considerando en ese favor la protección, tanto, de la mala huella como de la climatología adversa, en especial durante la era glacial.

               Pero, mientras los cambios se han ido sucediendo, nos queda la certeza que aquellos zapatos que más se asemejaban a las colecciones que hoy se disputan su vigencia, surgieron en Babilonia. Estaban ensamblados con piezas de cuero sin curtir y mediante unas cintas o cordeles, adquiridos de análoga materia, los ajustaban a los pies. Sería en Tiempos del imperio griego cuando las mujeres de clase alta, en tímidos atisbos de altanería, tratan de marcar distancia por su manera de calzarse.

                Aunque será durante el dominio romano cuando los zapatos empiezan a encajar en su verdadera horma, “concurre en ello tanta realidad que hasta se crea el gremio de zapateros”, y poco a poco, siglos más tarde, han de convertirse en símbolo de vanidad y en el componente que imprime verdadera distinción en aquellas gentes de un estatus social determinado en la Europa más desarrollada.

                En la actualidad, la evolución de los medios técnicos y el hallazgo de nuevos materiales, para su elaboración, están permitiendo numerosos diseños y distintas calidades acomodando el mercado a la medida de todas las economías. Y el cuero, que fue la materia prima originaria, ha quedado restringido para el auténtico zapato de calidad. Reservado para gustos exquisitos y en otros casos, para lucirse en actos de relevancia determinada.

               Y es que el calzado, no es un elemento más en la imagen de la persona. Es tan importante hacer una buena elección en la compra de unos zapatos, que aquellos que no se concilien con las pretensiones de la indumentaria y con las exigencias de cada momento, según las distintas circunstancias, por mucha calidad que proyectemos mostrar en el resto de nuestra vestimenta, el conjunto quedará completamente desvirtuado con el consiguiente perjuicio para el decoro y la imagen de quien lo lleva.

                Entre los distintos y variados modelos de zapatos para cubrir nuestras necesidades se encuentran, entre otros: los Oxford y los Derby, en sus diferentes estilos y formas. Apropiados y recomendados para vestirse con traje y en ocasiones formales. Y los infinitos modelos que abarcan los mocasines, más indicados para combinaciones casuales o indumentaria de esport. Capaces de adaptarse a cualquier época del año por sus distintos géneros y condiciones, desde los Tassel a los conocidos como piel vuelta.

               Para centrarnos en que tipo de zapatos, para qué eventos o forma de vestir, debo resumir que será la cantidad de adornos y detalles que se incorporen a ellos los que determinarán la formalidad, o no, de los mismos y con arreglo a eso sabremos las ocasiones en las que será más apropiada su presencia.

                Pero siendo difícil escoger entre todas sus formas y modelos, no lo es menos en la decisión de los colores y al igual que los trajes, si es de noche o a partir de ciertas horas de la tarde, la elección más conveniente será siempre el color negro. De la misma manera que esta opción será siempre la acertada custodiando al traje negro.

                Otra norma elemental, es la que contempla no vestir con traje oscuro unos zapatos que aporten colores claros. Así, el marrón oscuro combina intachablemente con el traje azul marino y el color denominado, comúnmente, color vino, puede compatibilizar el traje azul y el traje gris. Peo no es menos cierto que ninguno merece ser lucido una vez agotada la luz solar. Y al igual que los dibujos y adornos recargados en los diseños de los zapatos, cuanto más claro sea el color más formalidad estará sustrayendo al resto de los elementos que se incluyen en el conjunto.

                Sin perseguir excederme, me queda después de lo expuesto como un apunte final, ya que existen ocasiones en las que todos descuidamos las formas, para aquellas personas que gustan, principalmente en verano, de transgredir esas pautas y se ponen de igual modo unas chancletas de dedo que un deportivo con tacos, como mejor opción les sugiero: apuesten por las sandalias a ser posible de piel, eso si, sin calcetines. .

miércoles, 31 de octubre de 2012

EL SUDOR EN IMAGEN PERSONAL




ASESORIA DE IMAGEN PERSONAL


CRONICAS DE UN PELUQUERO


 EL SUDOR EN IMAGEN PERSONAL



               El concepto que cada uno tiene de sí mismo es un ingrediente elemental en el yo del individuo ya que está directamente relacionado con la calidad de vida y el bienestar. Es así de primordial porque las personas seguras de sí mismas tienen más capacidad para enfrentarse con la realidad de cada día y más posibilidades de afrontar, con éxito, cualquier circunstancia que se pueda presentar que aquellas otras indecisas o inseguras.

               Y es que, a veces nos ocurre que vivir la percepción de sufrir cualquier anomalía nos llena de complejos y va limando la autoestima hasta tal punto que nos hace perder la libertad. Quizá, el sudor, el exceso de sudor en la persona, hiperhidrosis, es una de esas causas, con ese efecto negativo por el que puede verse afectado nuestro ego además de nuestra imagen personal.

               Entre las distintas y variadas partes del organismo y en el complejo funcionamiento del cuerpo humano se encuentran las glándulas sudoríparas responsables, como su propio nombre indica, de la sudoración. Función tan complicada como vital. Es un mecanismo de defensa que envuelve nuestro sistema y nos alerta ante un aumento de la temperatura del cuerpo, que puede ser provocado por el exceso de calor, el ejercicio físico, alteraciones hormonales o la fiebre, entre otros motivos. Y ante todo ello, ese mecanismo ofrece su respuesta para normalizar el equilibrio térmico.

                El sudor es esa réplica y además, el medio o la forma más natural de refrigeración corporal. A la vez y en un doble cometido, como forma indispensable de protección, mantiene la piel hidratada y limpia de elementos tóxicos.

               Pero el sudor, también, es ocasionado por otras variantes como puede ser el miedo o algún tipo de tensión o instigación emocional y las glándulas sudoríparas responden de igual modo ante esa situación, ya que esos estímulos aumentan la excitación que el sistema nervioso simpático ejerce sobre mencionadas fuentes de secreción.

                Este cometido fisiológico, que en otras épocas de la vida podría pasar desapercibido por ser considerado como fenómeno natural, en la actualidad tratamos de combatirle como a la peste y no deja de ser, para quienes le padecen con exceso, una dificultad que interviene de manera negativa en sus hábitos y en su calidad de vida.

                Con frecuencia, lleva consigo unas cargas emocionales que limitan la vida familiar, la vida laboral y las relaciones sociales del individuo hasta tal punto, que en ocasiones rehúyen, se evaden de los contactos, ya sea en forma de saludo o de cualquier otro modo que suponga trato en distancias cortas con los demás.

                Ante esta singularidad o excesiva exudación es conveniente hacer dos importantes distinciones: hiperhidrosis primaria e hiperhidrosis secundaria. La primaria puede manifestarse en cualquier momento de nuestra vida, la secundaria se debe, entre otras causas, a alteraciones de la glándula tiroidea o la menopausia.

                Se estima que el 1% de la población padece hiperhidrosis primaria y afecta de igual modo a hombres como a mujeres. Es sabido, por otra parte, que la cabeza es el lugar del cuerpo humano donde más glándulas sudoríparas se alojan. Es por eso que es la zona de nuestro cuerpo por donde más nos refrigeramos. Pero existen otras zonas que de manera importante contribuyen a esta refrigeración y que desprenden un olor, si cabe, más intenso y desagradable, me refiero: a las palmas de los pies, la franja genital y las axilas. 

                La dificultad y el perjuicio que le ocasiona al sujeto y a su imagen vivir bajo esta circunstancia, tratando, muchas veces, de omitir o escapar de situaciones que pueden resultar comprometidas, ha obligado a buscar alguna solución o tratamientos que mitiguen el exceso de sudor.

                Alguna de estas soluciones, para las causas con relación emocional, se encuentra en el autocontrol de la respiración o en las actividades consideradas placenteras, aquellas que nos producen sensación de distensión, como puede ser la música y algún tipo de lectura o, mediante los sentidos trasladarnos a situaciones que nos aporten emociones atrayentes. Ya sean olores, viajes, sabores, tanto de propias vivencias como fruto de la imaginación.

                Para la hiperhidrosis, en zonas como las axilas, puede resultar efectiva la aplicación de soluciones químicas antitranspirantes. Estas soluciones están elaboradas con altas concentraciones de cloruro de aluminio.

               Y para evitar el desagradable saludo de una mano pegajosa contagiada de sudor, existe una práctica de bloqueo parcial de los conductos secretores mediante la coagulación de algunas proteínas contenidas en la piel; previa aplicación de corriente eléctrica de muy bajo voltaje dirigida en el agua o a través de elementos conductores con la suficiente carga de humedad basada en una técnica denominada Iontoforesis.

               Y otra técnica, más avanzada, que empieza a generalizarse, consiste en ese mismo bloqueo del funcionamiento de las glándulas sudoríparas palmares administrando las dosis adecuadas de toxina botulínica.

                En cualquiera de los casos siempre se hace necesario ser conscientes del problema, inyectar altas dosis de autoestima y otras tantas en el tratamiento de la higiene. Con ello nos veremos limpios de complejos y habremos reforzado nuestra imagen personal.

miércoles, 19 de septiembre de 2012

EL TRAJE DE CABALLERO EN IMAGEN PERSONAL




             

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                   CRÓNICAS DE UN PELUQUERO



                         EL TRAJE DE CABALLERO





                La pretensión de la belleza y la elegancia es un hecho que desde siempre va ligado al ser humano y un factor determinante en ese empeño está en la indumentaria, en la forma de vestir del individuo según su ámbito social y/o laboral, sus gustos y necesidades personales sin perder el respeto a todo aquello que sea de actualidad o marque moda.

                La oferta y la libertad que tiene el individuo para escoger su propio atuendo, en este momento es infinita. El gusto a la hora de elegir y lograr la adaptación de cada estilo, como algo personal, puede resultar bastante complicado. Y no siempre la elección es la adecuada puesto que, en muchos casos, además de su contribución al embellecimiento de la imagen forma parte de un estudiado lenguaje que nos ayuda, en gran medida, a expresar y hacer de esa indumentaria la justa medida de nuestro éxito personal y nuestra forma de ser y/o de actuar. 

                Y de igual modo que otras ropas, el traje de caballero, desde su origen en el país vecino durante el reinado de Luis XIV (1638-1715) hasta la fecha, ha estado sometido a esos vaivenes pasajeros de la moda que, ( por esa condición atemporal ni se crea ni destruye), se transforma, según la evolución de aquella sociedad de cada época. Y se ha hecho necesario hasta tal punto que no existe varón en estos días que no acumule en su ropero alguna de estas prendas, utilizadas, para actos o formalidades puntuales sin que deban remplazarse por otras formas de vestir.

                Es por esas circunstancias que, en estos momentos, hay un patrón muy estandarizado denominado traje clásico, presidido, principalmente, por colores oscuros con distintas tonalidades de grises o azulados, ya sean lisos o con rayas muy sutiles en sentido vertical y de hechuras muy concretas.

                Pero es conveniente tener presente y por eso quiero puntualizar o definir, que de acuerdo con esa generalización concurren algunas variantes que dan lugar a modelos diferentes.

               Dentro de esos modelos se encuentra el traje denominado recto, quizá, empleando términos asequibles, el más ordinario. Con solo dos botones en su frontal obliga a que las solapas sean largas y abiertas dando, de esta manera, un mayor lucimiento a la camisa y a la corbata. Estas chaquetas tienen su sentido práctico, dicen quienes habitualmente las utilizan, que son muy cómodas de llevar, además, se hacen valer para la indumentaria de esport y aunque pueden lucirse desabrochadas, salvo en aquellos casos y que por algún motivo la talla no sea la adecuada, siempre es más elegante con el botón de arriba cerrado y dejando suelto el de abajo.

                Otro de los modelos, con propia tipología, es el traje conocido como cruzado ya que las características de su chaqueta imprimen esa disposición. Uno de los aspectos que le distinguen se encuentra en la hechura de sus solapas, cuya trayectoria, en cuanto a la proyección de sus formas, se compone de líneas en diagonal y terminaciones en punta. Contiene, además, dos columnas de dos botones y una de ellas es puramente decorativa, más un botón que de manera invisible debe ajustarse interiormente. Decir que, aunque ahora no lo parezca, puesto que en los últimos años este estilo haya caído en decadencia, hacia la década de 1920 fue el traje más popular y utilizado, (buena muestra de esto la encontramos en los actores de Hollywood) volviendo a lograr protagonismo, nuevamente, sobre los años de 1980. En esa época esta chaqueta se vestía, incluso, con pantalones tejanos sin desmerecer por ello la buena imagen.

                Y por último una tercera opción el traje, por excelencia, considerado más distinguido para vestir. Su chaqueta, de solapas casi cerradas contribuye a la esbeltez de sus portadores ya que se fundamenta en la alianza corporal y en la armonía. Se ajusta con tres botones y en su parte superior, entre esta y la corbata, debe lucir el chaleco. Tanto en este estilo como en los anteriores, las aberturas, o no, en la zona posterior de la chaqueta variarán en función de la moda o tendencia de cada época, aunque, si bien es cierto, deberían ser adaptadas y acopladas según la ordenación corporal del individuo. El buen gusto en este traje nos exige llevar la chaqueta completamente abrochada aunque puede admitirse un mínimo rasgo de desenfado dejando libre el botón de abajo.

                Del mismo modo y con delicada exquisitez, deben seleccionarse las prendas que le acompañen así como los complementos, entre estos, los tirantes, elemento inseparable del conjunto y ante la ausencia de ellos el cinturón, en cualquiera de los casos con la adecuada armonía tanto en el color como en la medida. Es necesario el pañuelo, por supuesto, la corbata y no debemos olvidar ni gemelos ni reloj.

                Otros complementos afines considerados de menos necesidad, porque su falta de uso ha prescindido de ellos, son el sombrero, el paraguas y el bastón.

               Espero que con estas breves pautas y sin ninguna otra intención, seamos todos capaces de lucir y hacer honor al traje de caballero, tan denostado, según mi opinión, por las nuevas generaciones.

martes, 3 de julio de 2012

EL LENGUAJE DE LAS FLORES EN IMAGEN PERSONAL








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CRONICAS DE UN PELUQUERO



 EL LENGUAJE DE LAS FLORES



               Desde tiempos inmemorables, las flores, entre otros motivos, han sido utilizadas a modo de doble lenguaje,  tanto en la pena como en el alborozo. Sus inicios sobre esta forma de comunicación se sitúan en nuestro lejano Oriente y aunque ya no existe la misma trascripción que en origen aplicaban, se han venido utilizando por otras culturas o civilizaciones como la egipcia o la época renacentista europea llegando a su máximo esplendor durante el romanticismo y enlazando con las buenas costumbres de una cultura, gradualmente transformada, como fue la sociedad de clase alta victoriana.

               La fuerza y el auge de este modo de expresión fueron en todo momento empujados por una interpelación sentimental. En el Romanticismo, este recurso en forma de jerga secreta, era una herencia que cada madre cedía a su hija y mediante esta práctica manifestaban, sin mediar palabra, la necesidad de cada sentimiento: soledad, tristeza y sobre todo ilusión y amor.

                Los significados y el uso, de tan perspicaz manera de declararse, que la sapiencia victoriana aplicaba, han ido perdiéndose, olvidándose con el tiempo, pero creo en la conveniencia de volver a reaprenderlos, porque los obsequios florales forman parte de una práctica muy generalizada en nuestra sociedad y no siempre la elección puede ser acertada si se desconoce su contenido y es que, a la hora de regalar flores, debemos tener presente: que tipo de flores o aquello que representan, así como el color de las mismas, lo que se quiere comunicar o motivo de la dádiva y el gusto de la persona receptor/a digna de la atención.

                Luego, es lógico entender que debamos esforzarnos en el aprendizaje de tal materia para poder escoger, entre una gran variedad de flores, aquella que con prioridad se acomode a la necesidad de cada momento, ya que todas ellas y así puede confirmarse, son dueñas de varios mensajes tácitos. La rosa roja, ante la que se muestran sensibles la gran mayoría de las mujeres y por ello considerada la soberana de esta interlocución, al menos en el amor, es, generalmente, una opción acertada, tanto, por su color, como por ser flor. En cualquiera de los casos indica amor y pasión.

                El color blanco se asocia con la pureza, con la ingenuidad, representa el inocente alborozo juvenil por lo que siempre se relaciona con la niñez. La margarita blanca simboliza idéntica percepción, la esencia del esplendor primaveral, mientras que la flor de azahar, no por su color, por el hecho de ser flor alude a la castidad. La mezcla de ambos colores, rojo y blanco, combinación que con frecuencia se aplica en motivaciones fúnebres, en esta composición, independientemente de lo que cada uno encarna por separado, expresan duelo, tristeza.

               Sin embargo, el amarillo, es el color de la luz, se asocia al sol y al verano ideando una corriente positiva en nuestro ánimo. Nos sugiere afecto, amistad, amor platónico. La presencia del narciso, la begonia o el hibisco nos alegran y estimulan la memoria. Aunque en algunos países, a este color, le atribuyen celos o infidelidad y mezclado con el rojo excitación y felicidad.

                El verde, por excelencia, es el color de las plantas, se le adjudica calma y naturaleza. A la hiedra, que viste de ese color se le atribuye la magia de eliminar tiranteces y relajar nuestra mente. Quizá la hiedra canaria por sus magnánimas hojas sea la más indicada para aliviar las tensiones forjadas entre parejas.

               Pero, también, existen las flores vinculadas o asociadas a emociones negativas. La anémona significa desidia, el crisantemo amarillo amor desairado, e incluso aquellas flores relacionadas con sentimientos positivos pueden simbolizar lo contrario si se ofrecen sin tener en cuenta su orientación o disposición, la acción se interpreta a la inversa.

               Aunque su duración es efímera, la intención y el hecho se mantienen en la memoria y contribuyen a la satisfacción del espíritu, por eso, regalar flores es una bonita manera de comunicar lo que cada uno siente. Pero no se deben dispensar a la ligera y sin tener en cuenta su verdadero significado, ya que existen varios factores capaces de generar un cúmulo de emociones que influyen en nuestro ser.

               Yo por mi parte, para hacer llegar mi mensaje hoy me tomo la libertad de adoptar la flor del iris, puesto que esta flor, en la mitología griega, ya fue ensalzada y apadrinada como mensajera de los Dioses, es decir, la alianza de la tierra y el cielo a través del arco iris. Quiero pensar que, aún, en la actualidad, mantiene el mismo significado y sigue representando todo mensaje que se envía, aunque no estemos en febrero, mes con el que la asociamos.

lunes, 28 de mayo de 2012

EL COLOR BLANCO EN ASESORIA DE IMAGEN PERSONAL




ASESORIA DE IMAGEN PERSONAL


 CRONICAS DE UN PELUQUERO


 EL COLOR BLANCO



                Los avances científicos, en cuanto a colores, sitúan a la manufacturación de estos en un lugar significativo dentro del mundo desarrollado, ya sean utilizados para fines artísticos o comerciales y forman parte de nuestros gustos participando de nuestras modas.

               Este campo experimentó un salto cualitativo y cuantitativo con el primer tinte de anilina, 1856. De ahí partiría la fabricación de cantidades ingentes de tintes con estructura sintética. Pero antes de eso, en la antigüedad, durante muchos cientos de años, los pigmentos para obtener algunos colores se conseguían mediante un proceso largo y rudimentario, es decir, nada elaborado y con técnicas muy arcaicas.

               Uno de los primeros colores que se elaboró fue el color blanco. Su técnica consistía en la extracción de esos  pigmentos  mediante  la  combinación  de plomo, vinagre y ceniza,  (blanco albayalde). Otros blancos eran el blanco anularía, que se obtenían a partir de una mezcla de tiza y vidrio o el milinum, que fabricaban los griegos con la extracción de un polvo del mismo nombre y del que, también, se servían para la cicatrización de las heridas.

               Como ya se ha escrito y comentado ampliamente al hablar de los colores, el color es una parte del espectro lumínico que nos procura energía vibratoria dependiendo de su longitud de onda que, a su vez, está influenciada por la cantidad y la calidad de la luz y a expensas del medio en el que se transmite, irradiando sensaciones de las que la mayoría de los ciudadanos no tenemos conciencia puesto que no es algo tangible.

                Son los versados de determinadas secciones, ya sean de la industria o no, quienes se dedican, de manera reflexiva, a su estudio y aplicación puntual para hacer competitivos a los productos y ubicarlos en los mercados según determinadas exigencias. Y puesto que los colores comunican mediante sus vibraciones y en el mundo publicitario lo hacen muy bien, a todas estas sensaciones que nos transmiten se las conoce como lenguaje del color y ninguna aplicación de colores, en ese mundo, es por casualidad.

                En asesoría de imagen personal, el blanco va unido a la limpieza y por consiguiente a la sanidad y la higiene. Determinados profesionales visten de blanco tratando de demostrar, con ello, que su buen hacer está preservado de impurezas, léase (enfermería, hostelería, peluquería etc.)

               También se asocia con la frescura, se encuentra en el grupo de los colores denominados térmicamente fríos. Más propio para climas cálidos o épocas estivales sin ser contrario a la primavera ni a los soleados días de otoño.

                Se dice que un cuerpo es blanco cuando en el espectro están presentes todos los demás colores. Es por eso que es la suma de todos ellos. El que engloba lo absoluto y aunque existen otras preferencias o combinaciones, es capaz de compatibilizar con cualquier otro color contribuyendo a un resultado positivo, independientemente de la edad, porque es serio para vestir y a la vez indica espontaneidad. Sin olvidar que, bien empleado, contribuye de manera positiva en la percepción de la imagen puesto que una de sus cualidades es difuminar los contornos de la estructura corporal.

               Según mis observaciones, el color blanco se puede utilizar en numerosas mezclas cromáticas y crear con él, no grandes armonías, sí una gran variedad de contrastes, todos ellos elegantes. Incluyo en esos contrastes desde el zapato blanco en señoras a la camisa blanca en los caballeros, pudiéndose combinar con otros muchos elementos que realzarán el conjunto de la indumentaria, aún, en el supuesto de una vestimenta clásica y en cualquier estación del año.

               Se le otorga, además, ser el color de la pureza, quizá es ese el motivo, de tradición arraigada en nuestra cultura, para vestir de blanco a las niñas el día de su primera comunión. Del mismo modo, aunque ya existen otras opciones y otros conceptos, las novias, para vanagloriarse de su virginal estado, durante mucho tiempo han vestido de ese mismo color.

               Sicológicamente influye en la persona de manera positiva. Ayuda a la reflexión en la búsqueda de ideas y/o pensamientos y nos libera de la rigidez llenándonos de optimismo y paz. Los ángeles, tan rebosantes de paz, los imaginamos blancos y el espíritu se pinta blanco, su máximo exponente lo encontramos en la paloma, a la que, también, se le atribuye paz, tantas veces utilizada de manera simbólica con ese mismo propósito, independientemente del credo con el que cada uno vista su alma.

viernes, 27 de abril de 2012

EL SENTIDO DEL TACTO EN IMAGEN PERSONAL




ASESORIA DE IMAGEN PERSONAL


CRÓNICAS DE UN PELUQUERO

 EL

SENTIDO DEL TACTO EN IMAGEN

PERSONAL




          El tacto es el mecanismo sensorial más dilatado del que goza el género humano. Este sentido es, quizá, el menos reflexivo de todos, uno de los más subjetivos y persistes y es probablemente el más primitivo de los que poseemos, porque cuando un embrión carece de otros sentidos como el del oído o el del olfato ya es capaz de revelarse al tacto.

          Nuestros receptores del tacto se denominan: mecano-receptores, termo-receptores y quimio-receptores puesto que responden a estímulos mecánicos, térmicos y químicos. Todos ellos manifiestan sus reflejos en la piel donde a su vez se encuentran integrados un importante número de capilares, arterias, glándulas sudoríparas, folículos pilosos y diferentes tipos de detectores como: Meissner, que es el responsable del tacto más elemental. Paccini, que delata la presión. Krausse, nos advierte del frío. Ruffini, que nos alerta del calor y, aquellos terminales libres por los que experimentamos el dolor.

           Aunque el sentido del tacto sirve para la estimulación y placer carnal, para percibir el dolor, tanto leve como profundo, nos indica y orienta sobre la temperatura corporal así como de los movimientos de las articulaciones para la asesoría de imagen personal son más importantes las percepciones mecánicas y térmicas que absorbe la extensa superficie de nuestra piel. Algunas de las percepciones más habituales que cada día experimentamos se producen a través de los saludos, en el estrechamiento de manos, mediante el abrazo y/o con el tan divulgado beso social, que suelen acompañarse de gestos cariñosos o no tanto, determinando con ello el grado de aprecio o satisfacción entre las personas saludadas.

           La intensidad, la presión, las formas, en general, con las que ejecutamos los saludos, nos servirán para dar o recibir información, se incluirán, en esa pesquisa, algunos detalles o referencias como: la percepción sobre determinadas características de la indumentaria de ese momento, se propicia la ocasión para disfrutar, si cave, en el breve instante del saludo, de una tez sofisticada o tal vez la experiencia, nada grata, de un cutis tan estriado como agreste y la posibilidad de sopesar, quizá, la fuerza embrutecida de una mano masculina o la frágil y delicada sensación de la cuidada epidermis femenina, sin obviar que la sensibilidad de las mismas con el aumento generalizado de la tensión propaga y estimula la secreción de sudor.

           Dependiendo de que edad, estamento o educación el saludo, mediante los besos, se interpreta como una forma normalizada de proceder y al igual que el estrechamiento de manos debe hacerse sin violentar y con discreta premura, es decir, sin apropiarnos de la mejilla de la persona besada.

          En tiempos pretéritos el significado de los besos no solo era algo simbólico sino, también, un atisbo sagrado. Decía Voltaire, que los primeros iniciados al cristianismo hacían demostraciones de su hermandad con la práctica de los besos en todas las comidas que celebraban en los lugares de culto. Del mismo modo, han sido utilizados desde siempre los besos vinculados a los ritos, como son todos aquellos que abarca el ceremonial religioso: a los escapularios, al suelo considerado santificado o a las imágenes. Y aquellos que preceden a la traición como los de Judit al general asirio Holofernes antes de cortarle la cabeza y que supondría la victoria de los judíos a punto ya de rendirse. En un contexto diferente se encuentra el beso amoroso, el relacionado con los sentimientos resultado del deseo y, posiblemente, el acto más reconfortante que se experimenta a través del tacto es el beso en la boca entre personas que se aman.

           Lo que el individuo siente a través de la piel es mucho más significativo de lo que la generalidad pensamos. En este sentido, Edwar Hall, hacía la siguiente reflexión: la resistencia, el endurecimiento como de coraza entre el contacto no deseado, o los vaivenes excitantes y continuos de la textura de la piel durante el acto de amor, así como la cualidad aterciopelada de la subsiguiente satisfacción, son mensajes que se transmiten de un cuerpo a otro y poseen un significado universal.

           En momentos inmediatos al saludo, como acto reflejo y no consciente, realizamos otros gestos que, más bien, persiguen distinto propósito, son una huída hacía adelante en un deseo irrefutable de aliviar o relajar la situación. Forman parte y se encuentran entre algunos de estos gestos: apurar el cigarrillo, acariciar la nariz o hacer algún ademán de acomodar el cabello.

           Es conveniente puntualizar que, además de servir a la conducta del saludo, el apretón de manos se utilizó durante mucho tiempo para sellar importantes y diferentes acuerdos aunque, en la actualidad, se haya desvirtuado esa razón confiriendo dichos acuerdos a firmas y documentos impresos. Esta presión, sobre la mano, no debe hacerse ni muy fuerte ni suave, con cierto apremio en los impulsos y si bien es cierto que existen unos comportamientos sociales generalizados para el saludo, todo aquello que se utiliza de forma intuitiva, como fuerza de la costumbre, con el paso de los tiempos se queda vacío de contenido perdiendo su más preciado significado.

           El concepto sobre el tacto abarca, ineludiblemente, el espacio vital que todos necesitamos, según nuestras normas sociales pueden servirnos de referencia unos 50 o 60 centímetros de distancia, los cuales no deben ser propasados sin la anuencia absoluta o mientras el escenario no lo demande. En este sentido del respeto a la barrera íntima de protección y a las distancias tan necesarias para no sentirnos incómodos, Edwar Hall, describe y puntualiza una amplia información sobre realidades diversas.

           Atendiendo a los saludos es preciso conocer que al acometer dicha acción, aunque de forma inconsciente, podemos mostrar rechazo ya que en nuestro cerebro se ubica la cualidad del recuerdo y todas nuestras vivencias se pueden memorizar, máxime, si se refrenda la acción. Quiero poner como ejemplo el saludo a las personas que tardan en soltar la mano o aquellas que, por diferentes razones, manifiestan transpiración o baja temperatura. Luego, si nos preocupa la imagen y con ello el saber estar, otorguemos al saludo la dicha de los detalles, tanto en respeto, formas y cortesía.

sábado, 24 de marzo de 2012

EL SENTIDO DEL GUSTO EN IMAGEN PERSONAL







ASESORIA DE IMAGEN PERSONAL



 
          CRÓNICAS DE UN PELUQUERO



                           EL SENTIDO DEL GUSTO






          El sabor es la sensación que las comidas y bebidas nos producen al introducirlas en la cavidad bucal y en su contacto con la lengua que es donde se alojan, mayoritariamente, las papilas gustativas o receptores del gusto. Es uno más de nuestros sentidos.

          Estas papilas, perfectamente diferenciadas se clasifican en: fungiformes, caliciformes y filiformes. Mientras que las primeras son las responsables de transmitir al cerebro, concretamente en el lóbulo parietal de la corteza, la sensación gustativa de lo dulce o amargo y de su duración, efímera o persistente, las filiformes nos van a indicar si lo que ingerimos es ácido o salado, si tiene un paladar rugoso, suave, pringoso, seco, frío, caliente, es decir, son, también, las responsables táctiles y térmicas.

          Magnos filósofos griegos trataron sobre este tema catalogando el gusto como un sentido menor y puramente físico, aunque no han sido los únicos, otros autores, de otros tiempos, como David Hume a finales de 1800 escribía y emitía parecidas percepciones. Pero Según Carolyn Korsmeyer, orientando sus argumentos desde una perspectiva científica sobre el funcionamiento del gusto del que dice: han situado desde siempre en un lugar de menosprecio, en comparación con otros sentidos, siendo digno de una mayor atención y respeto.

          Y es que, según mi frágil razón, más cercana a quien se posiciona en favor de la ciencia, el sentido del gusto nunca gozó de la valoración que merece, en cuanto a la labor que desempeña como uno más de los sentidos, a la vez que complementario de estos, independientemente de sus propias características y competencias y que en otros tiempos fuera tan necesario para la propia supervivencia humana.

          El sentido del gusto responde a estímulos químicos, es por tanto un quimiorreceptor que nos permite diferenciar y disfrutar de todos aquellos alimentos que biológicamente necesitamos para nuestra propia existencia.

          En imagen personal, más utilizado en imagen corporativa, está vinculado, principalmente, al protocolo social-gastronómico. Y si en determinadas ocasiones nos vemos en el compromiso de obsequiar a personas de diferentes culturas con materias que directamente se relacionen con el gusto y por tanto con la imagen personal, debemos tener presente saber estar a la altura de sus preferencias, es necesario por ello conocer los hábitos y nepotismos de los obsequiados, a su vez, eso nos aproximará a su formación sociocultural, a su exquisitez y posición económica y a la de todas aquellas personas que por diferentes motivos optaron por un menú determinado.

          No olvidemos que el conjunto de nuestras actitudes (tan tenidas en cuenta en imagen personal) se resumen o sintetizan en dos aptitudes básicas: buena presencia y saber estar. Saber estar engloba todas aquellas situaciones que se nos puedan presentar y que tengamos que resolver mediante el uso adecuado de nuestras habilidades.

          Por otra parte, es imposible desvincular a este sentido del tacto y del olfato, ya que todo aquello que comemos o bebemos tiene olor y percepción táctil. Como tampoco se le puede desvincular del buen gusto, es decir, además del gusto como placer gastronómico, del gusto estético, por el que tanto aboga Carolyn korsmeyer, en su libro “el sentido del gusto” donde se pueden y deben incluir el aderezo y presentación de cada plato, la decoración y buenas maneras en la mesa como sentarse de forma correcta, erguidos mientras sea posible, sin rigidez y sin invadir el espacio de los demás, a utilizar los cubiertos con esa misma corrección tanto en forma como en orden, en ningún momento deben manifestarse aquellos impulsos más primarios de la persona, si no, los más evolucionados y sofisticados que conozcamos y que estén al uso en cada momento.

          Por que la comida, primero es una necesidad y después debe ser un lugar de disfrute y buenas maneras, un espacio donde fomentar la comunicación ya que el gusto demanda la buena dialéctica, pero también forma parte de una de las comunicaciones más íntimas, como es el hecho de introducir en la boca, para su debida apreciación, todo aquello que debemos conceptuar y saborear a través de este sentido.

          Y para concluir mi comentario sobre un sentido tan infravalorado, incluso, a día de hoy y que directamente está relacionado con la imagen, lo haré en consonancia con la doble visión y la interpretación tan adecuada que hace esta autora con relación y en defensa de este sentido. (El significado del gusto y el gusto del significado).

domingo, 26 de febrero de 2012

EL SENTIDO DEL OLFATO EN IMAGEN PERSONAL





ASESORIA DE IMAGEN PERSONAL


CRÓNICAS DE UN PELUQUERO


EL OLFATO


          Una parte muy importante de la Imagen Personal está vinculada al olfato. Los seres humanos también nos comunicamos a través de este sentido ya que forma parte y nos ayuda a descifrar los mensajes que nos llegan del exterior aunque, para ello, es necesario conocer algunos detalles.

          El olfato o percepción olfativa es el sentido cuya misión encomendada no es otra que revelar los olores. Su principal órgano es la nariz y responde a estímulos químicos, es, así, un quimiorreceptor en el que intervienen como estimulantes las partículas olorosas y etéreas segregadas de los cuerpos que penetran por los orificios nasales hasta llegar al epitelio para ser procesadas por todo un dispositivo olfativo.

          La información se hace llegar hasta el sistema límbico y el hipotálamo, zonas del cerebro embrionariamente muy primitivas, a su vez, responsables de los instintos, de las emociones y por tanto de los sentimientos. Es en estas zonas donde se acumula la capacidad de la memoria y se dosifica el tránsito hormonal, por esa razón los olores pueden alterar nuestro dinamismo corporal al igual que nuestra conducta y no existe ninguna duda que, de todas las experiencias que nos afectan, el olor es de lo más irresistible, aunque no podamos verle ni tocarle.

          Se dice de la nariz humana que, en condiciones normales, puede llegar a distinguir entre más de 10.000 propiedades diferentes teniendo siempre presente que el sentido del olfato es de los más primitivos que poseemos, con la peculiaridad, casi pretérita, de avivar nuestros recuerdos, pero no es menos cierto que a lo largo de su existencia ha tenido que ir acoplándose a los distintos cambios que, en cuanto a olores, hemos experimentado y que seguimos experimentando debido a nuestro progreso.

          Es innegable que nos sentimos obstinados, irracionalmente perseguidos por todos los olores de nuestro cuerpo, las axilas, el aliento, los olores de los pies e incluso el olor de nuestros genitales ( que en otro tiempo tuviera tanta importancia en la atracción sexual) y de todos nuestros humores corporales. Puede decirse, al respecto, que somos una sociedad desnaturalizada y desechamos todos aquellos olores naturales, originarios de nuestro cuerpo, para cobijarnos en otros más artificiales entre los que se incluyen los componentes almizclados o esencias sexuales de cualquier otro animal, que son la base fundamental de todos los perfumes que por costumbre utilizamos.

          El sentido del olfato nos ofrece información sobre los demás, a través de los olores, que podemos relacionar con la imagen y aunque las personas no tenemos tanta capacidad olfativa como los animales, en este aspecto de los olores, se dice que, también, son aplicables a las razas y a las culturas. (Según Edwar may, los árabes acostumbran a supeditar la disposición personal al olor corporal).

          Por su aliento sabremos deducir los hábitos higiénico bucales de las personas cercanas, podremos, aunque no siempre, tener información sobre que tipo de comida han ingerido recientemente o si han consumido alguna bebida alcohólica. Estaremos en condiciones de establecer si entre sus prácticas se esconde la del tabaco o cualquier práctica análoga. Obtendremos información sobre su personalidad a través de sus olores corporales y, aquellos que desprenda su indumentaria nos aproximarán al tratamiento en el lavado de esta, a la vida laboral de la persona y todo ello, a su higiene en general e incluso, por la utilización de perfumes, sobre todo si son particulares, podremos teorizar a cerca de su conducta.

          Y por último, como apuntaba anteriormente, nuestro sentido del olfato siempre estuvo inmiscuido, de manera relevante, en el ámbito sexual, aunque esta función se haya visto desvirtuada con el paso de los tiempos debido a todos nuestros cambios de adaptación y superación, proceso evolutivo, pero a pesar de ello y pertenezca a la propia voluntad o no, el sexo y el olor parecen transitar en la misma dirección.

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