miércoles, 31 de octubre de 2012

EL SUDOR EN IMAGEN PERSONAL




ASESORIA DE IMAGEN PERSONAL


CRONICAS DE UN PELUQUERO


 EL SUDOR EN IMAGEN PERSONAL



               El concepto que cada uno tiene de sí mismo es un ingrediente elemental en el yo del individuo ya que está directamente relacionado con la calidad de vida y el bienestar. Es así de primordial porque las personas seguras de sí mismas tienen más capacidad para enfrentarse con la realidad de cada día y más posibilidades de afrontar, con éxito, cualquier circunstancia que se pueda presentar que aquellas otras indecisas o inseguras.

               Y es que, a veces nos ocurre que vivir la percepción de sufrir cualquier anomalía nos llena de complejos y va limando la autoestima hasta tal punto que nos hace perder la libertad. Quizá, el sudor, el exceso de sudor en la persona, hiperhidrosis, es una de esas causas, con ese efecto negativo por el que puede verse afectado nuestro ego además de nuestra imagen personal.

               Entre las distintas y variadas partes del organismo y en el complejo funcionamiento del cuerpo humano se encuentran las glándulas sudoríparas responsables, como su propio nombre indica, de la sudoración. Función tan complicada como vital. Es un mecanismo de defensa que envuelve nuestro sistema y nos alerta ante un aumento de la temperatura del cuerpo, que puede ser provocado por el exceso de calor, el ejercicio físico, alteraciones hormonales o la fiebre, entre otros motivos. Y ante todo ello, ese mecanismo ofrece su respuesta para normalizar el equilibrio térmico.

                El sudor es esa réplica y además, el medio o la forma más natural de refrigeración corporal. A la vez y en un doble cometido, como forma indispensable de protección, mantiene la piel hidratada y limpia de elementos tóxicos.

               Pero el sudor, también, es ocasionado por otras variantes como puede ser el miedo o algún tipo de tensión o instigación emocional y las glándulas sudoríparas responden de igual modo ante esa situación, ya que esos estímulos aumentan la excitación que el sistema nervioso simpático ejerce sobre mencionadas fuentes de secreción.

                Este cometido fisiológico, que en otras épocas de la vida podría pasar desapercibido por ser considerado como fenómeno natural, en la actualidad tratamos de combatirle como a la peste y no deja de ser, para quienes le padecen con exceso, una dificultad que interviene de manera negativa en sus hábitos y en su calidad de vida.

                Con frecuencia, lleva consigo unas cargas emocionales que limitan la vida familiar, la vida laboral y las relaciones sociales del individuo hasta tal punto, que en ocasiones rehúyen, se evaden de los contactos, ya sea en forma de saludo o de cualquier otro modo que suponga trato en distancias cortas con los demás.

                Ante esta singularidad o excesiva exudación es conveniente hacer dos importantes distinciones: hiperhidrosis primaria e hiperhidrosis secundaria. La primaria puede manifestarse en cualquier momento de nuestra vida, la secundaria se debe, entre otras causas, a alteraciones de la glándula tiroidea o la menopausia.

                Se estima que el 1% de la población padece hiperhidrosis primaria y afecta de igual modo a hombres como a mujeres. Es sabido, por otra parte, que la cabeza es el lugar del cuerpo humano donde más glándulas sudoríparas se alojan. Es por eso que es la zona de nuestro cuerpo por donde más nos refrigeramos. Pero existen otras zonas que de manera importante contribuyen a esta refrigeración y que desprenden un olor, si cabe, más intenso y desagradable, me refiero: a las palmas de los pies, la franja genital y las axilas. 

                La dificultad y el perjuicio que le ocasiona al sujeto y a su imagen vivir bajo esta circunstancia, tratando, muchas veces, de omitir o escapar de situaciones que pueden resultar comprometidas, ha obligado a buscar alguna solución o tratamientos que mitiguen el exceso de sudor.

                Alguna de estas soluciones, para las causas con relación emocional, se encuentra en el autocontrol de la respiración o en las actividades consideradas placenteras, aquellas que nos producen sensación de distensión, como puede ser la música y algún tipo de lectura o, mediante los sentidos trasladarnos a situaciones que nos aporten emociones atrayentes. Ya sean olores, viajes, sabores, tanto de propias vivencias como fruto de la imaginación.

                Para la hiperhidrosis, en zonas como las axilas, puede resultar efectiva la aplicación de soluciones químicas antitranspirantes. Estas soluciones están elaboradas con altas concentraciones de cloruro de aluminio.

               Y para evitar el desagradable saludo de una mano pegajosa contagiada de sudor, existe una práctica de bloqueo parcial de los conductos secretores mediante la coagulación de algunas proteínas contenidas en la piel; previa aplicación de corriente eléctrica de muy bajo voltaje dirigida en el agua o a través de elementos conductores con la suficiente carga de humedad basada en una técnica denominada Iontoforesis.

               Y otra técnica, más avanzada, que empieza a generalizarse, consiste en ese mismo bloqueo del funcionamiento de las glándulas sudoríparas palmares administrando las dosis adecuadas de toxina botulínica.

                En cualquiera de los casos siempre se hace necesario ser conscientes del problema, inyectar altas dosis de autoestima y otras tantas en el tratamiento de la higiene. Con ello nos veremos limpios de complejos y habremos reforzado nuestra imagen personal.

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