ASESORIA DE IMAGEN PERSONAL
CRÓNICAS DE UN PELUQUERO
ACTITUDES
Sin haber agotado los argumentos en favor de la imagen personal externa, puesto que seguiré escribiendo sobre el tema, quiero introducir algunos apuntes relacionados con otros aspectos de la imagen que, yo considero, son más profundos que los anteriores, son aquellos que se refieren a las actitudes personales o lo que es igual, la forma de organizar la conducta como resultado de las experiencias individuales y de la integración de los valores colectivos. Estas actitudes forman parte de nuestro aprendizaje y nuestro saber acumulado desde los umbrales de nuestra presencia para irse convirtiendo en los signos que darán forma a nuestra personalidad y carácter e incluso capaces de sintetizan y reflejar nuestros principios morales, algunas de estas actitudes son:
LA OBSERVACIÓN LA DISCRECIÓN
EL APRENDIZAJE
LA GENEROSIDAD Y LA CORDIALIDAD
La observación es una de las actitudes esenciales al alcance de la persona para gozar de la imagen adecuada en cada momento con independencia de cada situación o circunstancia.
Con ella se puede apreciar y evaluar el medio, tanto, material como social. Obtendremos mediante esta actitud, con profundas miras a nuestras intenciones, una amplia información sobre los demás y sobre lo que ocurra, allí, donde tenga lugar el hecho, la acción o la actividad.
La observación para que sea eficaz, en todo momento, debe ser objetiva. Si somos observadores, que no curiosos, podremos acaparar todo tipo de información y detalles para familiarizarnos con aquellas circunstancias o elementos que hasta entonces nos pudieran resultar ajenos y hacer un uso adecuado de los mismos en función de nuestros propósitos.
Además de objetiva, en la observación, debemos procurar la cautela y la discreción, ya que la discreción es la siguiente actitud a tener en cuenta y a tratar.
La discreción es el don, para hablar y obrar con agudeza apoyados en el ingenio y la oportunidad. En asesoría de imagen personal se valora por la confidencialidad y la fidelidad hacia los demás ya que sin estos principios carecería de sentido. Y se aconseja, no solo en el trato con los demás, también en la intimidad, porque en todo aquello que nos afecte y, por propios motivos, pudiera ser digno de mención o notoriedad, si lo hacemos con discreción, que es lo que juzga la imagen, estará mejor visto y valorado por quienes nos observen o consideren.
Otra actitud que interviene en la imagen es el aprendizaje. Esta actitud empezamos a desarrollarla desde que tienen lugar nuestros orígenes, desde ese mismo instante, puesto que todo nos resulta inédito, debemos asimilar nuevas formas, nuevos conceptos y procesos suscitando en cada sujeto cambios progresivos no atribuibles a la herencia, algo que va a perdurar mientras dure nuestra existencia.
En imagen personal se valora, no tanto el aprendizaje, si no, la disposición a ese aprendizaje, el mantener la mente activa y abierta a todas las posibilidades puesto que la imagen es evolutiva y futurista, en ningún caso se alimenta del pasado porque se considera retrógrado. Se valora el arte de sumar experiencias y conocimientos, ya que todo lo adquirido y asemejado nos hará más eficientes, más actuales, y con horizontes más amplios.
Y siguiendo con las actitudes no podemos obviar la generosidad, pero, bien entendido, no la generosidad material, si no, la generosidad de espíritu que es la que menos abunda y como sabéis se basa, entre otras cosas, en la entrega como personas, en darse a los demás siendo en todo momento dúctiles y tolerantes. Esta actitud cualidad, también, implica la capacidad de adaptarse a situaciones diversas, confusas y variables, ineludible e indispensable para una buena conexión entre los humanos y el entorno.
Por último y no por ello menos necesaria, si, de vital importancia, la cordialidad, sin ella el resto de las actitudes pasarían inadvertidas o se verían restringidas desnaturalizando su contenido.
En esta actitud se fundamenta la base de la expresión de cualquier persona y el ser cordial no significa perder potestad ni raigambre, por el contrario, acaudala simpatía y un enorme respeto ante los demás.
El acopio de estas actitudes junto con la expresión y los elementos que configuran la imagen externa, peluquería, indumentaria, etc., tienen su punto de encuentro en dos aptitudes (con P) básicas, estas aptitudes son: la buena presencia y el saber estar.
El saber estar es el respeto y el cumplimiento de las normas implícitas a las que se somete un colectivo. La buena presencia debe definirse como la adecuación de la imagen a las necesidades de comunicación del individuo en un determinado entorno.
El deterioro o carencia de alguna de estas aptitudes estará degradando y/o distorsionado nuestra imagen y por tanto transmitiendo un mensaje negativo y en claro perjuicio para el resto de cualidades que pudiéramos mostrar ante los demás.
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